TECNICA EN SICOLOGÍA FAMILIAR

Trabajar en alguno de los campos de la consejería, es realmente un desafío para todo aquel que desee hacer esta tarea con “excelencia”.

Es importante destacar en forma inicial, que no todos aquellos que se dicen consejeros lo son en realidad. No alcanza con ser un individuo con “carisma”, alguien a quien los demás se le acerquen con facilidad, incluso en búsqueda de un consejo. Tampoco es suficiente que alguno diga: “me siento impulsado a ayudar a las personas dándoles oportunidad para que me cuenten aquellas cosas que les están pasando o sucediendo”, esto incluye las ocasiones en que supuestamente han tenido resultados “positivos”.

La palabra consejero es en realidad una nominación muy especial para alguien que se dedica en forma consciente y con una preparación adecuada, a brindar ayuda a personas con distintas problemáticas. Indiscutiblemente el sentido de conciencia está incorporado dentro de cada persona (en mayor o menor grado), siendo algo que se puede y se debe modelar para no caer en errores. Asimismo, más allá del sentido intuitivo que cada consejero tenga, la preparación tanto académica como la otorgada por la experiencia en este campo, será la base fundamental para el buen desarrollo profesional de esta actividad.

Pensar en un consejero profesional y para la familia, es tener la mente puesta en alguien que tiene como responsabilidad, procurar ayuda para todos aquellos que por alguna situación que estén viviendo o que han vivido en su pasado, no tienen una “capacidad” real para resolver conflictos que le están afectando, ya sea en el orden psicológico, como en el espiritual, e incluso en el moral o de relación, en más de uno de ellos o en todos juntos.